El problema es que cuando "llega" la vida lo hace de repente. De pronto, un día, alguien cercano muere... esa misma tarde, cuando aún no has salido del desconcierto causado por noticia tal, la mirada buscando respuestas en el suelo, descubres que tienes las manos llenas de manchas. Desconcertado te das cuenta que desde hace unos meses has dejado de ver con nitidez. En menos de dos lunas llenas comienzas a olvidar dónde te has dejado las gafas. Las chicas que una vez hicieron palpitar tu pecho y tu pelvis son hoy unas señoras muy parecidas a sus abuelas (aquellas santas viejitas en las que se difuminaban los castigos impuestos por nuestros pecados) que trajinan cargadas de hijos y borrosas detrás de cuánto maquillaje. Tu cantante favorito tiene el pelo pintado y su poder de seducción dos tonos más grave.
Sientes que estás en medio de un torbellino que se te hace ligeramente familiar pero que está fuera de tu control.
Descubres la vida, como si estuviera acabada de llegar, justo en el momento en que ella comienza a alejarse, inatrapable, a una velocidad vertiginosa.
Sientes que estás en medio de un torbellino que se te hace ligeramente familiar pero que está fuera de tu control.
Descubres la vida, como si estuviera acabada de llegar, justo en el momento en que ella comienza a alejarse, inatrapable, a una velocidad vertiginosa.