lunes, 13 de julio de 2009
Expreso Oriente
Francamente, estoy hasta reventar de ser pobre. Este tipo de cosas (Expreso Oriente) , que a mucha gente le parece frívolo e insustancial, a mi se me antoja fundamental: ojalá hasta el último negrito de la más pobre tribu africana, el más humilde indiecito del altiplano y el campesino camboyano menos ostentoso, pudieran disfrutar, junto al resto de la humanidad, de una vida en la que disponer de estas cosas no fuera un lujo, sino un sencillo modo de viajar o de ir al trabajo... Sería la evidencia de que todo lo demás está resuelto, desde el techo y la alimentación hasta la educación y la cualificación más elevada.
A eso reduzco mi "opción por y para los pobres": un mundo repleto de riquezas, de gente rica, culta, de altísimos valores humanos.
La solidaridad es desear y hacer todo lo posible porque nuestros esfuerzos se traduzcan en una aldea común de bienestar y felicidad.
Pero, hay que tener bien claro que todo eso pasa por la garantía de la libertad más absoluta, la erradicación de cualquier paternalismo, el énfasis en el esfuerzo personal, el instinto emprendedor, el ansia de prosperidad, el intercambio espontáneo, sin intervencionismos.
La alegría y la felicidad son contagiosas, gustamos de comunicarlas. Una relación así nacida no debe provocarnos envidia, malestar, suspicacias ni frustraciones. Cuando alguien prospera nuestro deber es alegrarnos. Yo, mucho me alegro cuando sé de gente que triunfa gracias a su empeño y perseverancia, siempre que los pilares sobre los que se levantan son la honestidad y la honradez.
No todos tenemos los mismos sueños y proyectos, ni nos fijamos las mismas metas, pero jamás debemos sentir como ajenos el cumplimiento de cualquiera de ellos por otro humano.
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Y que nadie vaya a cometer el error de situar esta demanda en el mercado de las ideologías, el Orient Express representa la grandeza de lo que el hombre ha creado a la medida del hombre, el hecho de que solo un grupo privilegiado de éstos pudiera disfrutar de él, no inhabilita la esencia de sus valores. Acabar con las desigualdades no es acabar con el bienestar de los ricos, es acabar con el malestar de los pobres. Y, ojo, no dejen de revisar lo que les hace ricos. Debemos comenzar ya a llenar el mundo de Orient Express.
ResponderEliminarLa libertad y la riqueza de alma, de espiritu y hasta la monetaria son directamente proporcionales.
ResponderEliminarLlevo años construyendo mi propio "Orient Express". He terminado muchas estaciones, pero lo más importante, un centro de reparaciones y mantenimiento, no está ni siquiera en planos. ¿Sera en Rusia?¿En España?, quién sabe, por ahora sigo mi andar.
Tambien construyo mi propio Oriente Express, paso a paso, y en el camino, voy disfrutando del fabuloso viaje que representa la armazon de su maquinaria...el andar es tambien la meta.
ResponderEliminaryovani