"Crónica"
Transcurría 1992. Lento. Caluroso. Mi balcón de entonces pendía sobre el Boulevard de la Calle Medio que atraviesa el centro de la ciudad de Matanzas. Mi ocupación favorita de cada mañana, en los minutos previos a mi tardío encuentro con Morfeo y la cama, consistía en observar desde tan privilegiado mirador a los hombres que pasaban, uno distinto cada vez, apenas el tiempo que tardaba en consumir mi último cigarrillo de la ya extinta madrugada.
Vi todo tipo de personajes. Me sumergí con ellos en la marea humana que apresuraba a diario su incorporación a la jornada de trabajo. Me confundí entre sus pasos sus prisas sus parecidas camisas y miradas. Eran los mismos ritual y estética del otro hombre que habitaba el caserón que era mi hogar entonces, el padre de mi chica.
Mi canción Crónica es una viñeta que retiene ese instante del hombre único que configuré con todos esos hombres que hoy vienen a mi mente cada vez que siento añoranza de humo. O cuando canto esta canción.
(Pedro Alfonso toca el violín en el momento de este "Crónica" durante el concierto... ¡Incalificable! ... Primero, porque es ese músico irrepetible que sabemos... Pero quizás también porque sabe de esos personajes de entonces, cuando apenas nos separábamos él y yo... hasta la tarde aquella que se largó “adondefuera”...)
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"Crónica"
Letra y Música: Rubén Aguiar Muñoz
Canta: Rubén AM
Directo del Concierto Secreto en Xtrings Estudio, Miami
Septiembre 13 de 2013
Crónica
Música y Letra: Rubén Aguiar Muñoz
Se ha levantado y va sin prisa, qué más da,
despabila su cuerpo en la bañera.
En el espejo ensaya una ya desgastada
risa de ser feliz que no le queda.
La cocina al revés, vasos sucios de ayer,
siente un leve dolor en la cabeza.
Mezcla un poco de fe con algo de café
y desayuna a sorbos su pereza.
En la radio una voz anuncia con vigor
que el Presidente anuncia que regresa.
Sobre su rostro crece la mueca que aparece
al escuchar que crece la cosecha.
Sacude sus zapatos, su ropa de trabajo,
amuralla su cuerpo con torpeza.
Muerde una maldición, se tira en su sillón,
fantasea un erótica vileza.
Sus ojos sin querer recorren la pared,
tropieza un rostro en un retrato viejo:
tristeza en el mirar, un traje militar,
una absurda medalla sobre el pecho.
En el cuello una cruz y el cuerpo de Jesús
clavado como nunca en el madero.
La muerte de papel colgada en el pared...
La muerte del sillón como un espejo...
Se quiere levantar, la rabia le hace mal,
acrecienta el dolor en la cabeza.
Algo le ata al sillón, crece la confusión...
en la radio se anuncia otra proeza.
Un refrigerador, auto y tele a color,
la falsedad ya no es una sorpresa.
“Luchar y resistir”, qué importa el provenir,
solo importa aliviarse la cabeza.
Se levanta por fin, toma su maletín,
su sonrisa feliz de “compañero”.
Atraviesa el portal y sale al Boulevard
con su aire contagioso de “hombre nuevo”.
El leve sol de abril le conmueve al salir
como un anuncio de la primavera.
Siente un raro placer, sonríe a una mujer
obvia la suciedad en las aceras.
Decide que no es hoy un día sin color,
compensa el tedio un poco de salud...
Y se echa a caminar con menos soledad
confundiéndose con la multitud.
Octubre 3 - 1992