domingo, 8 de noviembre de 2020

 

¿Saben qué cosa es triste? Triste es haber atravesado el azul que rodea mi isla de Cuba hace 25 años, haberme dado desde entonces un baño de millones de colores distintos y nuevos y finalmente sentir que ya mis amigos y la tanta gente que quiero, almas con alas que también lo merecían pero quedaron en casa, probablemente no tengan la oportunidad, porque no tendrán el tiempo, para volar la infinitud de cielo que hay más acá de ese azul y que yo volé y continuaré volando. 

Triste es que tengan, además, que imaginar ese mundo desde el cuento que les traen las palomas, pero sólo algunas palomas, y creer que eso es volar.

Con cada año que cae me siento más cerca de los míos más lejanos, que son los que quedaron atrás pero de los que me acompaño en cada vuelo. Y muchas veces pienso que quizás lo mejor es que nunca consigan siquiera saberlo, comprenderlo.