sábado, 24 de octubre de 2009

4:13

No sé cuánto más se puede hacer en menos tiempo.
No sé cuántos otros artistas pueden ser capaces de concentrar más de 300 años de música, ritmos, gracia y maestría en una sola pieza.(1)
No sé en manos de cuántos otros músicos se puede poner tamaña criatura.
No sé cuánto le debemos a Paquito D'Rivera, seguramente el músico más querido por los músicos cubanos (raza poco cariñosa, pero agradecida), porque él es el punto de confluencia, la nota en la que coincidimos todos: es el más grande.

Paquito D'Rivera, Romero Lubambo, Jazzahn Sebastian Jazz...
To Brenda with Love, Samba de Orfeu y Preludio en do menor de Bach.(2)
Eso, y todo lo que verán, en solo ¡4:13 minutos!.



(1) Conste que la pieza no es solo lo que escuchamos, que es bello y tremendo ... la pieza es la conjunción de aquello con los modos de Paquito, el espectáculo de su virtuosismo, su humor, el atrevimiento de tocar el saxo con una sola mano mientras dirige con la otra, su juego en escena, la complicidad con los músicos, que de fuera sentimos es complicidad con nosotros, cosa que él sobradamente sabe...

En fin, si esto es lo que se siente ante youtube ¿qué nos habremos perdido por no estar en ese teatro?

Y, ya puesto, una confesión:
Mientras disfrutaba una y otra vez este video de Paquito D'Rivera, me ha estado acechando otra imagen: la carrera de 100 metros planos en la que Usain Bolt rompió los límites de la velocidad humana cronometrando 9.58 segundos. Aunque la proporción parece justa y las emociones semejantes, me temo que la hazaña de nuestro músico supera la del jamaicano, toda vez que el record deportivo puede llegar a ser superado.

(2) Los datos son los que pude extraer de los comentarios en youtube. Si hay algún error, ruego me aclaren.

6 comentarios:

  1. Mi hermano, gracias por invitarme a compartir la genialidad de un tema y de un músico excepcional e inigualable. Estoy de acuerdo con todo lo que dices y al mismo tiempo uno de tus comentarios ha despertado la siguiente reflexión. Pienso que lo grandioso del Arte, de la Música y la Belleza en sentido general es que es opuesta por completo a una competencia, no nos convoca a una carrera para validarse y sacudir profundamente nuestros sentidos cuando sabemos que la nota o el sonido más simple puede estremecernos. Cuando se mide o compara en esos términos sospecho que deja de ser Arte porque deja fuera el aspecto subjetivo, cultural e individual del goce estético cuya percepción es mucho más profunda y va más allá (creo yo) de una medición matemática. Es cierto que el extraordinario corredor jamaicano tiene el don de emocionarnos y todo el arte que puede haber en ese 9.58 desafía los límites de la velocidad humana pero creo que se trata de un goce mecánico y estadístico cuyo límite no alcanza el goce múltiple, ilimitado y permanente que estimula lo simbólico. Es difícil convertir o reducir el goce que provoca una sínfonía a una cifra estadística, nunca nos dará la medida de las emociones diversas que provoca. Tal vez con el arte suceda lo que sucede con el mundo subatómico que se resiste a ser medido del modo en que medimos el universo visible y cuantificable; de ahí que el arte pertenezca a esa realidad imponderable en el que, lo que tu has experimentado frente a un cuadro de Picasso, una obra de Shakespeare, un libro de Kundera o ese mismo e impresionante tema de Paquito sean cosas diferentes a las que he podido experimentar yo o cualquier otro. ¿Cómo medimos y cuantificamos lo que tú has experimentado y lo que yo he experimentado frente a esta extraordinaria pieza?...Podríamos ensayar fórmulas, desarrollar algoritmos y buscar aproximaciones que nos proporcione una ecuación emocional y psicológica común pero siempre dejaría fuera aquellas emociones de tu experiencia y de la mía que no son posible traducir ni en números ni palabras porque tú y yo no somos biológica y psicológicamente los mismos aunque compartamos y nos determinen experiencias culturales parecidas. ¿No te parece todo eso un maravilloso misterio?...
    Te abrazo mi hermano
    Julio Fowler

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  2. Julio Fowler, mi caro héroe. Suscribo, letra por letra, tu comentario.
    El milagro del Arte, de la Música y la Belleza (llamémosle la Poesía) es opuesto no sólo a la competencia sino a casi todo lo emprendido por el hombre, aunque, hasta donde sabemos, seamos su único receptor. La Poesía navega justo en sentido contrario hacia donde vamos nosotros. Y que Dios perdone tamaña ironía.
    De todos modos mi "confesión" es una simple broma. La emoción que me provocó esa pequeña gran obra de arte, me condujo a la analogía con la competencia deportiva (simple analogía, que no comparación). Puesto que esa emoción era sencillamente una "manifestación psíquica y física" ante lo que "me" estaba haciéndo Paquito (lol), en tanto que emoción no se diferencia de aquella que me provocó Bolt al romper el record de velocidad.
    La apreciación, el goce estético, la percepción y el crecimiento, la curación que en nosotros provoca el hecho artístico no pasa ni por el cerebro ni por el cuerpo, está en otro ¿punto? ¿dimensión? ¿el alma?... Y es ese el vedadero misterio a que haces referencia.

    No obstante, te cuento que mi alusión al evento deportivo tiene como antecedente una opinión que un adorable amigo común me hizo llegar, vía mail, a raíz de mi entrada LAS COSAS EN SU SITIO. (Perdona me guarde su identidad, pero me pidió que así lo hiciera... sssí, esto es una trampa: le paso la bola). Él argüía fehacientemente que Silvio Rodriguez NO es músico y que es un disparate la tesis que defiendo en ese texto. El amigo (el que tiene ahora la bola), músico de la cabeza a los pies, pasa por alto que eso puede ser verdadero pero falso a la vez: ¿comparado (esta vez sí) con quién Silvio Rodriguez NO es músico?, ¿con Lecuona, con Chucho Valdés, con Juan Blanco ó con Pérez Prado?.
    No se me ocurrió otra cosa que recurrir a la analogía deportiva: ¿quién es mejor deportista Cassius Clay o Carl Luis?. Sospecho que quienes practiquen boxeo puedan, en una apasionada discusión, argumentar que Luis no es ni siquiera deportista... (ojo, nunca discutas con un boxeador).
    Es también, en tanto que "cuasibroma", un recurso para aliviar tensiones e intentar debatir sin caer en una discusión (cosa que le quita toda la gracia al asunto, pero que es políticamente correcto).
    Por cierto, Silvio es, como todos sabemos, hacedor de canciones. No podemos comparar.

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  3. MI hermano, que gusto leerte y compartir reflexiones sensibles e inteligentes contigo. NO solo soy un fan de tu canción sino de todo lo que aqui comentas. Con todo mi cariño, te abrazo. Nos vemos pronto.
    Julio Fowler

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  4. Ruben, y Julito, vieron lo del concierto?
    besos a los dos.

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