domingo, 13 de octubre de 2019

Canciones de Cassette.

El tiempo no parece tener dirección específica. Las vías hacia el futuro son infinitas, en toda la magnitud de ese concepto. Al presente, sin embargo, se llega por un solo, único y exclusivo camino. Ese camino es el pasado. El pasado, por su parte, es un absoluto, estático, incambiable.
No obstante, en sentido general, nada de eso es muy importante. Por más que vivamos la tensión del día a día, allá adentro, bien adentro tenemos claro cuál será nuestro final.
Y acaso por esta última razón es que solemos postergar, retardar, suspender o simplemente cambiar por otros asuntos la realización de proyectos urgentes, en umbral tal que van desde tomar un vaso de agua (lo sublime) hasta intentar realizar un sueño (…)  De hecho, la mayoría de las cosas que pretendemos hacer ahora mismo las dejaremos para después.
Y es en este punto que, por acumulación, aquello no tan importante comienza a tomar la siniestra forma de la complejidad. Porque, aunque lo presumible respecto a la dirección del tiempo es que puede ser lo mismo hacia delante, hacia atrás, a un costado, al otro, arriba, al futuro o al pasado, lo que parece indiscutible es que va, invariablemente y además, hacia abajo. De esta manera resulta que todo aquello que aplazamos se va acumulando en algún lugar allá arriba, encima de los postergados ex-proyectos previos que constituyen nuestro bamboleante pasado. Unos encima de otros, como una torre.
Por ello ando yo, hace rato ya, caminando  de puntillas y dando saltitos al azar, a un lado y a otro, adelante o atrás (sí, como el tiempo) observando de reojo la torre de mis trastos pospuestos a la largo del camino de esta vida, convencido de que si en un descuido me detengo, me caen en la cabeza.
Entre ellos los más pesados son unos paquetes y cajones repletos de fallidos intentos y sueños de grabaciones de discos o maquetas o demos o simple testimonio para la familia y los amigos, de mis canciones.
Temeroso a esta edad de no conseguir sobrevivir bajo los escombros de un más que probable derrumbe, me he propuesto ir liberando espacio en la torre (está claro que voy a seguir acumulando desechos) Para ello he decidido convertir en sueños realizados una buena parte de esos sueños proyectados, esbozados apenas, trazos de una resonante obra mayor, que son mis canciones grabadas en cassettes hace casi treinta años y que están en la cima, en la puntita de la torre, allá arriba, ignoradas pero, afortunadas ellas, no olvidadas.
En lo concreto voy a publicar esas viejas grabaciones. Como están. Rotas, en su mayoría. Marcadas en amarillo-tiempo por el tiempo. Rasgadas como nacieron, acunadas en machacadas grabadoras de segunda mano, muchas veces con las pilas gastadas. Grabaciones ruinosas de temblorosas canciones, como yo entonces, cocidas en su propio sueño, el mío.
He llamado al performance “Canciones de Cassettes”. Y tienen para mí el valor, según les acabo de contar, de formar parte de mis trastos no olvidados.  Y un agregado valor sentimental que no acabo de definir en qué consiste. Él sabrá.
Cada seis días subiré a mi Canal de YouTube un video con una canción. Puesto que no hay presupuesto, más que mi tiempo, los videos harán firme homenaje a lo vi-ideado. Serán simples, casi todos video lyrics, letras y viejas o sencillas imágenes.
La impronta de los tiempos marca una dirección específica: Suscríbanse a mi canal de Youtube.
A ver si conseguimos agrupar la cantidad de suscriptores suficiente para mantener el espacio según las reglas de esa plataforma que permiten recoger frutos de los trabajos hechos con amor, dedicación y algo de suerte.
La primera canción: Que te has llevado todo. Grabada en Radio progreso, La Habana, Cuba, en 1993.
Letra y Música: Ruben Aguiar
Arreglo de Dany Aguiar.
Oboe: Angel Aguiar
Guitarra y Voz: Rubén Aguiar
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