miércoles, 19 de octubre de 2022

El Hacedor de Regalos. Por Ruben Aguiar

Las primeras nociones acerca de la felicidad, de la alegría y del premio que nos hará sonreír y perseguir “el deseo de repetir” están vinculadas al descubrimiento del regalo. 

Apenas nacer comenzamos a recibir regalos. Y el efecto es tan maravilloso y determinante que, me atrevo a decir, la génesis de nuestra  identidad y los primeros pasos de inmersión en  la cultura están asociados a los regalos de la infancia. 

La niñez es un universo de historias, mitos y leyendas que giran alrededor de los regalos que recibimos. Fábulas y cuentos con los que vamos creciendo, nos vamos disciplinando, que nos impulsan a intentar ser mejores y desde los que aprendemos y comprendemos el concepto de merecer. 

Y resulta curioso que nuestra relación con el buen o mal comportamiento, lo bueno y lo malo, está más ligado a los personajes que nos los traen que a los regalos en sí mismos. No es igual que te compren y regalen una bicicleta tus padres o tu tío a que encuentres, junto al arbolito iluminado, una cajita llena de misterio que te dejara la noche antes Melchor convertido en hormiguita.

Todo se reduce al siguiente acertijo: Si no obedeces ¿existe algo peor que el castigo de tus padres?  Por supuesto que sí. Por ejemplo: no encontrar bajo la almohada el regalo que debió  dejar Ratoncito Perez a cambio de tu dientecito de leche. 

Cultura es norma y comportamiento. Ningún maestro es más eficaz que Santa Claus. Ningún juez más temido por un niño. 

Son muchos e inolvidables los personajes conocidos que nos traen regalos. Y es bueno y hermoso recordarlos siempre y agradecer su protagonismo en nuestros primeros intentos de hacer virtuosas nuestras vidas. Según te portes será tu premio.

Sin embargo, nadie se pregunta nunca algo un tanto enigmático pero fundamental: ¿De dónde salen los regalos que nos traen? ¿Quién fabrica esos regalos? O ¿quiénes? Porque seguramente ha de haber unos tantos que los fabrican teniendo en cuenta las tantas personas que merecen regalos. 

Tengo la impresión de que esto es un secreto.  Uno de los secretos mejor guardados por el Universo. Y los secretos son asunto importante. Además, poseen una elegancia que nada puede sustituir.

Sin embargo, de vez en vez, el Universo también se descuida. Y descubrimos entonces a alguno de esos seres por los que nadie se pregunta y que, por tanto, nadie conoce. 

En un descuido, digo. Porque quizás debiera existir una ley en la naturaleza que impida, a quienes fabrican regalos, confeccionar estos para las personas que aman ¡para que no se pongan en evidencia y los descubran!  

Se supone que los secretos, para ser, han de estar a salvo. Pero no siempre es así. Voy, de hecho, a desvelar un secreto. Uno que descubrí justo porque no existe esa ley.  (¿O será, sencillamente, que los secretos solo tienen sentido si son desvelados?)

Y es que yo conozco a uno de esos seres que fabrican regalos.

¡Mi hermano Danny es un Hacedor de Regalos! 

No es Santa Claus o Papa Noel. No es alguno de los Reyes Magos o los tres. No Ratoncito Pérez. Ni, algo ya crecidos, Cupido, la flecha. No es el mensajero que los trae:

¡Mi hermano ES el Hacedor de Regalos! 

El que los inventa, el que los construye. El que nos sorprende y deslumbra. El que crea la maravilla que han de regalar esos elegidos o enviados de nuestra niñez y toda la vida. 

Durante muchos años mi hermano Danny ha estado construyendo regalos para todos. Claro que no le es posible cumplir todas las veces con sus propios encargos porque no tiene tiempo. Pero, cuando lo hace, nos deja con la boca abierta, felices, maravillados, babeados… y ¡vaya pena! en deuda. Pues, es tan imaginativo y laborioso que no hay modo de corresponder. 

(Tengo, entre tantos, una Caja de Música, donde puedo moler mi canción “Yo pude ser”, ¡hecha totalmente a mano por mi hermano el Hacedor de Regalos!) 


Pero hay algunos secretos más desvelados en este video que aquí les presento. Nos enteraremos de un par de cosas  igual de importantes: 

1) ¿Por qué no entregan los Hacedores de Regalos ellos mismos los regalos que hacen?

y

2) ¿Qué siente un Hacedor de Regalos cuando, en un descuido, se atreve a entregar él mismo lo que con tanto amor construyó?

Mejor vean la respuesta ustedes mismos, pues todo queda explicado en el video. 

Por cierto, igual que las muñecas rusas, este es un regalo que tiene dentro de sí un montón de otros regalos igual de valiosos. 

Y, para mí, entre ellos, el regalo mayor es el que da respuesta a esa última pregunta que les contaba y que resumo de esta manera: 

Lo que sienten los Hacedores de Regalos es justo la razón por la que no entregan ellos mismos los regalos que hacen. 

¡Gracias, mi hermano, también, por el regalo de ser mi hermano!


—— —— 

Gracias especiales a quienes, junto a mi hermano Danny, trajeron este regalo (una Reina, un Rey, una Hada Madrina): Isabela, Jean Lucas y mi querida Amarilys.




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