Sucedió el siglo pasado. Como todo. Corrían los ochenta, los años más lentos de la historia del hombre. Una década tan cargada de sucesos que parecía no acabaría nunca. Y de la que es imposible recordar lo tanto vivido.
Aunque, para compensar los agujeros de la memoria, andan, habitando cajones o como marcadores de polvorientos libros, algunas pocas fotos en las que aún somos jóvenes y sabios, atrevidos y convencidos de que el futuro existe. Sólo hay que remover un poco el trastero o releer a Homero, quizás.
En estas fotos, que hasta hace unos minutos no recordaba, están atrapados algunos de los más conmovedores momentos de mis ochenta. Y sospecho que también el de los co-protagonistas del suceso.
Los Novo Trovadores
, los hermanos
Pedro
y Roberto
Novo
, artistas cubanos de sello propio y personas de alto calibre, y aquel humano poeta cantor crédulo y noble repleto de rimas y sueños llamado Lázaro García, sobre quien desde la distancia es tan difícil tener noticias, nos acogieron en su huerta, Cienfuegos, donde nos engordaron con su abrazo y el aplauso de sus conciudadanos.
Fueron varios encuentros. Nosotros hicimos lo mismo. Los llevamos a Matanzas para que mostraran a los nuestros esa parte que eran ellos de la ciudad que más le gustaba al Benny.
Lazaro Horta
,
Pedro Alfonso
,
Pepe Pelayo
y Rubén Aguiar les llevamos el nuestro poquito de la ciudad que le faltaba al mundo, Matanzas, la que en 1860 había sido declarada La Atenas de Cuba.
Compartimos no sólo música y humor. Fueron también el hogar, la cocina, los parques, las familias y esas miradas y confidencias que son patrimonio de los grandes amigos y las personas que sólo necesitan estar cerca para aliviar el mundo.
Sí, corrían lentos los ochenta. Pero nada hacía presagiar que era porque no repetiríamos aquella intensidad viviendo.
Confieso que las imágenes me dejan también cierta melancolía, casi tristeza. Claro que más triste es la muerte. Pero esta obligada distancia de personas y sitios que alguna vez fueron alimento para tu espíritu, impulso, abrazo y canción de vida, no me permite acceder a la plenitud detrás de los recuerdos.
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